CONTEXTOS

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)

Uno de los retos actuales del plano educativo es disminuir el desequilibrio que deviene por la demanda de ciertas carreras profesionales, en contraste con los perfiles que requiere el sector educativo.

Entre las carreras con mayor número de matrícula como Ciencias Administrativas, Contaduría y Derecho, el nivel de ocupación profesional es muy bajo. El 49.6% de los egresados de la primera. 67.7% de la segunda y 68%de la tercera no realiza labores afines a sus estudios.

Ese desequilibrio se traslada a las remuneraciones, ya que, en promedio, los egresados de ingeniería ganan 13% más que sus pares de las carreras mencionadas.

Esos datos ubican a México en la posición 72 de 145 países en el Índice de la Economía del Conocimiento del Banco Mundial y dan cuenta clara de los grandes retos que se deben enfrentar para transitar haca una economía que pueda rebasar su crecimiento en el conocimiento y en la innovación.

Conforme han transcurrido los últimos años, las habilidades que se requieren para tener éxito en el mercado laboral se han modificado.

Así, el aprendizaje de un segundo o tercer idioma se hace imperativo, así como el manejo cada vez más sofisticado de los sistemas de información también requiere de formalización y actualización continua.

Específicamente, los jóvenes son los que están llamados a responder a los retos y expectativas de un vertiginoso ambiente laboral, en el que las oportunidades de trabajo no sólo se buscan, sino que también se inventan, ante las cambiantes circunstancias de los ambientes laborales y la rápida mutación de las variables económicas.

Por tanto, es fundamental fortalecer la vinculación entre la educación, investigación y el sector productivo. No basta con crear un perfil educativo para cubrir las necesidades de la industria maquiladora, o para cumplir con las funciones básicas, repetitivas y rudimentarias de una industria que absorbe mano de obra poco calificada y que por ello ofrece bajos salarios.

El paso que va más allá consiste en realizar proyectos de mayor envergadura, posiblemente enfocados a nuestros puntos fuertes como petróleo, turismo, acervo cultural y proyectos industriales propios en el campo de la minería, pesca, producción de artesanías y otros.

México es hoy una pretendida democracia que demanda mayor compromiso social, reforzamiento de una conciencia coherente de nación, un sector nacional empresarial fuerte, una política de propaganda hacia el desarrollo donde se evite tajantemente todo atisbo de demagogia en la información, un amigable ambiente de paz social, un irrestricto Estado de Derecho, una clase política sana con mayor participación ciudadana y menor incidencia de los partidos políticos, justicia social, respeto a los derechos humanos,, cultura de legalidad, transparencia y rendición de cuenta de los entes de gobierno.

La educación es el lubricante que formaría y fortalecería cada elemento de esa maquinaria. El bienestar económico es importante, pero el acceso a este debe estar acompañado al cumplimento de obligaciones, y el acceso consciente del papel que cada ciudadano debe tener en su comunidad, sociedad, nación y mundo.

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