En el místico entorno del cerro de Chuina, en Champotón, Campeche, cuando la oscuridad comienza a envolver el paisaje durante la Semana Santa, testigos del lugar y visitantes aseguran que se aparece la Santísima Virgen María de la Dolorosa.

El lugar se ubica en la comunidad de Aquiles Serdán, mejor conocida como Chuiná, ubicada a 44.2 kilómetros de la cabecera municipal de Champotón, en el estado de Campeche.

Según los relatos, cientos de personas aseguran haber sido testigos de la presencia de la Virgen Dolorosa o Virgen de Chuiná, como también se le conoce, cuyas apariciones en aquel lugar han generado un aura de devoción y asombro a lo largo de los años.

Las personas aseguran haber visto a la santísima virgen dolorosa en el cerro, cuando comienza a caer la noche en Chuiná.

Entre los relatos, algunos narran experiencias milagrosas de sanación, donde aquellos enfermos que se sumergen en las aguas de la laguna encuentran alivio y curación, atribuyendo estos prodigios a la intervención divina de la Virgen María.

“Quien tiene fe, la Virgen lo cura”, susurran los fieles, cuyas creencias se aferran a la esperanza y el consuelo que emana de su devoción.

Otros, sin embargo, tejen una trama más sombría, donde aquellos que se han burlado de la sacralidad del lugar encuentran un destino trágico en las profundidades de las aguas, alimentando así las leyendas y supersticiones que envuelven el misterio de Chuiná.

Una de las historias más asombrosas habla de la aparición de la Virgen sobre una tortuga en medio de la gran laguna, descrita con una luminosidad resplandeciente y una voz que emana paz y armonía.

Estas visiones divinas, alimentadas por la fe y la devoción de los creyentes, han cimentado la reputación de Chuiná como un lugar de peregrinación y encuentro espiritual para miles de personas que acuden de todas partes del país para rendir homenaje a la Santísima Virgen María de la Dolorosa.

Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, la esencia original del lugar parece desvanecerse lentamente, como las sombras que se desvanecen con la llegada del amanecer.

La tradición oral, transmitida de generación en generación, recuerda los días en que la leyenda prohibía la presencia de cualquier persona en el lugar durante el Viernes Santo, cuando se decía que la Virgen paseaba por las lagunas en su divina aparición.

A pesar de ello, el ejido Aquiles Serdán, conocido como Chuiná, sigue siendo un faro de devoción y esperanza para aquellos que buscan consuelo en la fe.

Desde hace casi un siglo la comunidad de Aquiles Serdán mejor conocida como Chuina, perteneciente al municipio de Champotón, se convierte por estas fechas en punto de encuentro de miles de creyentes procedentes del sur-sureste del país, principalmente.

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