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Por Luis Martínez Alcántara

En el Zoológico de Chapultepec vive Xin Xin, la última panda gigante nacida y cuidada en México, quien ha superado todas las expectativas de vida para su especie.

Con más de 35 años, esta icónica osa —nombre que significa “esperanza”— es atendida con esmero por un grupo de cuidadores conocidos como “los panderos”, quienes han hecho de su bienestar una misión de vida. Su historia representa no solo un logro médico y veterinario, sino un símbolo de la relación entre China y México desde 1975.

Los encargados de cuidar a Xin Xin —Miryam, Joel y Elías— se han especializado a lo largo de los años en mantener su salud física y emocional. Cada día la revisan de forma minuciosa: ojos, pelaje, dentadura y movilidad, además de reforzar ejercicios clínicos que permiten tomarle muestras sin anestesia.

Debido a su edad avanzada, es considerada una panda geriátrica, y su caso ha servido como aprendizaje para entender mejor esta etapa en la vida de estos animales.

El vínculo entre los cuidadores y Xin Xin es tan fuerte como profesional. Aunque no pueden abrazarla o jugar como se ve con pandas bebés en redes sociales, han desarrollado técnicas de “condicionamiento operante” para que colabore voluntariamente en su cuidado.

Elías, quien la conoce desde que era cría, recuerda que al principio era nerviosa, pero hoy responde a comandos y vive en un entorno enriquecido con sombras, rocas, humedad y bambú, diseñado para estimular su desarrollo cognitivo.

Respecto a su alimentación, Xin Xin consume 13 kilos de bambú diario, además de papillas, croquetas especiales, arroz, manzana y zanahoria. Eso sí, sus cuidadores cuentan que tiene un gusto muy específico por las cañas de bambú y un amor incondicional por las manzanas. Después de comer, su rutina favorita es descansar por horas, en una tranquilidad que refleja los cuidados que ha recibido durante más de tres décadas.

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