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Los mexicanos votaron por Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador porque percibieron en ellos la promesa de una verdadera transformación.

Los mexicanos votaron por Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador porque percibieron en ellos la promesa de una verdadera transformación. Aunque López Obrador no había logrado cambios históricos significativos en su primer mandato, estos años le permitieron definir mejor sus objetivos y métodos. Propuso un plan de gobierno que Sheinbaum ha aceptado y está dispuesta a implementar, teniendo ahora el respaldo popular para hacerlo.

Este plan implica cambios profundos en la democracia mexicana tal como se ha conocido y construido durante décadas. La desaparición del régimen de pesos y contrapesos, que buscaba evitar el monopolio del poder presidencial, es uno de los riesgos que se enfrentan. Sin embargo, con el respaldo popular obtenido, la responsabilidad de mantener la legalidad y la alternancia en el poder recae en la buena voluntad de Sheinbaum y López Obrador.

La campaña de Sheinbaum fue planteada como un referéndum sobre la gestión de López Obrador. Su estrategia consistió en capitalizar el apoyo y popularidad del Presidente, quien sigue siendo visto por muchos como un líder que entiende y apoya al pueblo, desafiando a los poderosos que históricamente los han oprimido. Para muchos votantes, López Obrador sigue siendo una figura cercana y comprensible, y prefieren seguir apoyando su movimiento en lugar de optar por la oposición.

La percepción de que Morena es una mejor opción que sus rivales políticos también influyó en la decisión de los votantes. Muchos mexicanos consideran que, aunque el país no ha alcanzado todos los objetivos prometidos, López Obrador está intentando resolver problemas heredados de administraciones anteriores.

La oposición no logró presentarse como una alternativa convincente, lo que consolidó el apoyo a Sheinbaum y su continuidad en el proyecto de López Obrador. El PAN, el PRI y el PRD han quedado rebasados y deben de realizar una autocrítica para que las y los mexicanos los vean como una opción política.

En su primer discurso tras su triunfo, Sheinbaum mostró una apertura y tolerancia hacia la diversidad de opiniones, prometiendo gobernar para todos los mexicanos sin distingos. Aunque este discurso fue similar al de López Obrador hace seis años, la esperanza radica en que Sheinbaum mantenga esta actitud conciliadora y evite caer en la soberbia del poder absoluto, confiando en que su formación científica guiará sus decisiones hacia un liderazgo inclusivo y responsable.

 

Por Luis Martínez Alcántara.

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