Por Abel López Jiménez
La escasez de agua en la Ciudad de México es una realidad que preocupa a los capitalinos, porque si bien la falta del vital líquido en varias colonias no es nuevo, en los últimos meses aumentaron los cortes temporales del suministro en diversas áreas de la urbe y su zona conurbada a causa de la sequía y que estarían advirtiendo un suministro insuficiente.
¿Puede quedarse sin agua la capital del país?… Es la pregunta recurrente que se hacen los capitalinos a causa de una prolongada sequía, la ausencia de lluvias y temperaturas mucho más altas de lo habitual, porque en las últimas semanas se han alcanzado los 30 grados centígrados, lo que ocasionó que el agua de las presas esté bajo mínimos y eso provocó las alarmas.
Es tan crítica la situación que hasta han llegado a difundirse fechas en las que el Valle de México puede llegar a su “día cero”, es decir, el momento en el que se quedaría sin suficiente agua para satisfacer las necesidades básicas de los más de 22 millones de personas que conforman su población (la capital y su área conurbada),
Es una advertencia difundida a través de las redes sociales, pero el gobierno federal negó que sea algo real.
El reportero Marcos González Díaz, corresponsal en México para BBC News Mundo, se dio a la tarea de realizar entrevistas con expertos en la materia para elaborar un reportaje sobre el tema.
“Veníamos de tres años de sequía por el fenómeno ‘La Niña’, y ahora con ‘El Niño’ (comenzó en junio de 2023] y no se han producido las lluvias que se esperaban desde enero a la fecha, por lo que tenemos un déficit de precipitación en casi todo el país de 41,4 por ciento. Esto es inusual y hace que estemos en aprietos”, explicó la meteoróloga Christian Domínguez Sarmiento.
Esa situación climática hizo que el sistema de presas Lerma-Cutzamala, uno de los que abastecen de agua a CDMX y a su zona metropolitana, no pudiera almacenar el agua necesaria y esté en la actualidad a solo el 37% de su capacidad “cuando históricamente en esta época estaba al 70%”, subraya Jorge Arriaga, coordinador de la Red del Agua de la UNAM.
La escasez en estas presas, ubicadas en Estado de México y Michoacán, hizo que las autoridades redujeran progresivamente en los últimos dos años el volumen de agua que éstas entregan al Valle de México, pasando de 14,8 metros cúbicos por segundo a solo 8 en la actualidad.
“Lo diferente con otras sequías en la ciudad es que las regiones que antes considerábamos con superávit de agua, hoy también enfrentan sequía. Y que en la capital no solo está afectando a grupos tradicionalmente poco afortunados: están saliendo todos, ricos y pobres, a exigir acceso al agua”, destaca Roberto Constantino Toto, coordinador de la Red de Investigación en Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (Red AgUAM).
Cabe señalar que el sistema el Lerma-Cutzamala aporta poco más de la cuarta parte del agua que se consume en Ciudad de México y su área metropolitana. Otro 5% viene de ríos y manantiales que se encuentran en el valle, mientras que la gran mayoría —más de dos terceras partes del total— proviene de los pozos que extraen agua de los mantos acuíferos.
Aunque la mayor crisis actual se centra en la gran escasez visible en las presas, también el agua subterránea se ve afectada por la falta de lluvias, las cuales son necesarias para su recarga.
“Estamos ampliando las zonas urbanas de manera desmedida en lugares donde tendríamos que poner sistemas naturales de captación que permitan esta infiltración de agua, porque al día de hoy extraemos 215 por ciento más de lo que estamos recargando”, alertó Jorge Arriaga.
Comentó que la Red del Agua de la UNAM que él coordina, presentó recientemente un estudio con diferentes acciones para garantizar la seguridad hídrica en el Valle de México que van desde mejorar la infraestructura hasta el sistema de administración y financiamiento por las próximas décadas.
“Necesitamos separar el drenaje pluvial del de aguas servidas (residuales) y recargar con el agua de lluvia nuestros mantos acuíferos. Necesitamos reutilizar el agua. Pero también se requiere de presupuesto para rehabilitar la infraestructura y acelerar los programas de control de fugas y poder recuperar el balance hídrico de la cuenca”, dice el investigador Constantino Toto.
“Mi gran preocupación es que, cuando vuelva a llover, el agua dejará de ser un tema socialmente importante, porque las presas se llenarán y parecerá que no era necesario cambiar para que todo siguiera igual y será una gran oportunidad perdida”, finalizó.