
Por Monserrat Californias
Del Monte Foods, histórica productora de alimentos enlatados en Estados Unidos, se declaró en bancarrota tras años de presiones financieras y una fallida reestructuración. La compañía solicitó protección bajo el Capítulo 11 en Nueva Jersey y reportó una deuda garantizada de mil 245 millones de dólares.
A través de un acuerdo con sus acreedores, Del Monte iniciará la venta de la mayoría de sus activos bajo supervisión judicial. La empresa obtuvo 165 millones de dólares en financiamiento para sostener sus operaciones durante el proceso. El anuncio marca una nueva etapa en la crisis que arrastra desde la pandemia.
Según el director de reestructuración, Jonathan Goulding, la quiebra es consecuencia de una tormenta perfecta: altos inventarios no vendidos durante la pandemia y el encarecimiento del crédito por el alza en las tasas de interés.
Desde su compra por parte de Del Monte Pacific (DMPL) en 2014, la deuda se incrementó, ya que la operación se financió principalmente con recursos prestados. A medida que la inflación y los costos financieros subieron, la capacidad de pago de Del Monte se debilitó gravemente. Sus gastos por intereses crecieron de 66 millones en 2020 a 125 millones en 2025.
En junio pasado, DMPL, su empresa matriz con sede en Singapur, decidió no cubrir los pagos a acreedores estadounidenses como parte del acuerdo judicial de reestructuración. Este episodio deterioró aún más la credibilidad de la compañía ante el mercado.
La caída de Del Monte marca un duro golpe para el sector de bienes de consumo empaquetados en Estados Unidos. Fundada en 1886, la empresa era símbolo de estabilidad en el mercado de alimentos. Sin embargo, las presiones financieras, decisiones empresariales controvertidas y un entorno económico adverso terminaron por colapsar su modelo de negocio.
El caso también deja lecciones sobre los riesgos de apalancamiento excesivo y reestructuraciones poco transparentes. Mientras se define su futuro, Del Monte se convierte en otro gigante herido por la deuda en tiempos de incertidumbre económica global.