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El triunfo no solo les permitió alcanzar los 16 puntos y mantenerse invictos, sino que también sirvió como un desahogo emocional tras la polémica final de la Clausura pasada.

Por Luis Martínez Alcántara 

 

CIUDAD DE MÉXICO.- En una noche de revancha esperada, Cruz Azul se impuso con contundencia al América, arrollándolo 4-1 en un partido que reafirmó a los celestes como los líderes indiscutibles del torneo.

El triunfo no solo les permitió alcanzar los 16 puntos y mantenerse invictos, sino que también sirvió como un desahogo emocional tras la polémica final de la Clausura pasada, donde muchos seguidores de La Máquina sintieron que fueron despojados del título debido a una controvertida decisión arbitral.

El partido, disputado en la Ciudad de los Deportes, comenzó con un gol del uruguayo Brian Rodríguez para el América al minuto 17, validado tras la revisión del VAR. Este gol parecía presagiar otra noche complicada para Cruz Azul, pero la respuesta fue inmediata y demoledora.

En apenas cuatro minutos, antes de que finalizara el primer tiempo, el griego Giorgos Giakoumakis empató el marcador con un certero remate de cabeza, y Ángel Sepúlveda le dio la vuelta al resultado con un disparo al ángulo en tiempo de compensación. Esta remontada no solo cambió el rumbo del partido, sino que también desató la euforia de los aficionados celestes.

El segundo tiempo fue una auténtica exhibición de fútbol por parte de Cruz Azul, que aprovechó la salida por lesión de Diego Valdés, pieza clave en el ataque americanista, para imponerse con autoridad. Alexis Gutiérrez y el argentino Lorenzo Faravelli se encargaron de sentenciar el partido con goles en los minutos 79 y 90, respectivamente, completando una goleada que dejó al América en el lugar 12 de la tabla con solo seis puntos, una situación crítica para el bicampeón reinante.

El América, que llegó a este encuentro con la moral baja tras perder a jugadores clave como Julián Quiñones, Alejandro Zendejas, e Igor Lichnovsky, además de la reciente lesión de Diego Valdés, no pudo mantener el ritmo que lo llevó a ser un equipo dominante en torneos anteriores. Las Águilas, que alguna vez fueron temidas por su poderío ofensivo, ahora luchan por encontrar su forma, enfrentando una dura realidad en la parte baja de la clasificación.

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