
Por Luis Martínez Alcántara
Un video de apenas 10 segundos enterneció a millones de usuarios en redes sociales. En él, un pequeño canguro aparece en la zona de embarque de un aeropuerto, sosteniendo su pase de abordar mientras una mujer discute con una azafata.
La escena, que muestra al canguro pequeño con mirada triste y chaleco de apoyo emocional, fue compartida más de siete millones de veces y cuenta con más de 229 mil reacciones.
Sin embargo, la ternura inicial dio paso a la incredulidad cuando se descubrió que el video fue generado mediante inteligencia artificial. La cuenta de Instagram @Infinite\_Unreality, especializada en contenido surrealista creado con IA, fue la responsable de esta pieza. Detalles como el boleto ilegible, cambios en la apariencia de los personajes y un lenguaje ininteligible delatan su origen digital.
A pesar de su falsedad, el video ha generado una ola de comentarios en redes sociales. Usuarios expresaron su simpatía por el canguro, con frases como “Se ve más educado que muchos niños” y “El canguro necesita soporte emocional para el rechazo”. Otros, al percatarse del uso de IA, reflexionaron sobre el realismo alcanzado por estas tecnologías y la facilidad con la que pueden engañar al público.
Este fenómeno ha reavivado el debate sobre la ética y el impacto de la inteligencia artificial en la creación de contenido. Especialistas advierten sobre la necesidad de desarrollar herramientas y criterios que permitan identificar y regular este tipo de producciones, para evitar la propagación de desinformación y preservar la confianza en los medios digitales.
El canguro que conmovió a internet nunca existió, pero su historia ficticia ha servido para evidenciar el poder de la inteligencia artificial en la creación de narrativas emocionales. Este caso destaca la importancia de la alfabetización digital y la verificación de la información en la era de la tecnología avanzada.