Por Luis Martínez Alcántara
La temporada navideña, conocida por el auge en las compras en línea, se convierte en un campo fértil para los ciberdelincuentes. Este año, una de las modalidades más peligrosas es la estafa de los “paquetes fantasmas”. Los estafadores, haciéndose pasar por empleados de reconocidas empresas de paquetería, aprovechan la emoción por los envíos para robar datos personales y dinero de las víctimas.
El fraude inicia con una comunicación falsa, ya sea por llamada telefónica, mensaje de texto, WhatsApp, correo electrónico o redes sociales. Los delincuentes notifican a las personas sobre un paquete supuestamente retenido que requiere su intervención para ser liberado. En este proceso, se solicita información bancaria o personal, bajo el pretexto de resolver un problema de entrega. A menudo, las víctimas también son dirigidas a sitios web fraudulentos donde sus datos son robados.
Otra variante de esta estafa es aún más intrusiva: el secuestro de cuentas de WhatsApp. Una vez que los estafadores clonan la cuenta de la víctima, envían mensajes a sus contactos solicitando dinero para cubrir gastos ficticios relacionados con un paquete. Esta modalidad no solo afecta económicamente a las víctimas directas, sino también a su círculo cercano.
Para evitar caer en este tipo de fraudes, es esencial mantenerse alerta. Si recibes mensajes o llamadas inesperadas sobre entregas, verifica directamente con la empresa de paquetería a través de canales oficiales. Nunca compartas información confidencial, como contraseñas o números de tarjetas y evita hacer clic en enlaces desconocidos. Contar con un software antivirus actualizado también puede ser una defensa eficaz contra sitios web maliciosos.
La clave para protegerse es la prevención. Los “paquetes fantasmas” son un recordatorio de que, aunque la Navidad sea una época para compartir y celebrar, también requiere cautela frente a las crecientes amenazas en el mundo digital.
