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Por Luis Martínez Alcántara

El teniente general Igor Kirillov, jefe de las Fuerzas de Defensa Nuclear, Biológica y Química de Rusia, fue asesinado en un ataque sin precedentes en Moscú. La explosión ocurrió cuando Kirillov y su asistente salían de un edificio residencial en la avenida Ryazansky. Un artefacto explosivo oculto en un scooter detonó a distancia, causando la muerte instantánea de ambos hombres.

Kirillov era una figura prominente en el ejército ruso, conocido por su papel en la defensa nuclear y su implicación en el uso de armas químicas durante la guerra en Ucrania. En los días previos a su muerte, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) había emitido acusaciones contra él, señalándolo como responsable del uso masivo de agentes químicos prohibidos contra las tropas ucranianas.

Según informes, las fuerzas rusas habrían empleado armas químicas más de 4,800 veces bajo su mando. Esta situación convirtió a Kirillov en un “objetivo legítimo” para los servicios de inteligencia ucranianos.

La reivindicación del ataque por parte del SBU subraya la creciente tensión entre ambos países. Fuentes ucranianas confirmaron que la operación fue parte de una estrategia más amplia para desmantelar a los líderes militares rusos implicados en crímenes de guerra. La explosión fue descrita como un “acto terrorista” y el Kremlin ha prometido represalias por este asesinato. La respuesta rusa podría intensificar aún más el conflicto, que ya ha causado miles de muertes y una crisis humanitaria en la región.

La muerte de Kirillov resuena no solo por su rol militar, sino también por su reputación como portavoz del Kremlin. A menudo se le consideraba un propagandista que difundía desinformación sobre las acciones ucranianas y occidentales. Su figura polarizadora había atraído críticas internacionales, especialmente tras la imposición de sanciones por parte del Reino Unido debido a su implicación en el uso de armas químicas.

Con la muerte de Igor Kirillov, se abre un nuevo capítulo en la guerra entre Rusia y Ucrania. Las autoridades rusas han comenzado investigaciones sobre el atentado, mientras que los analistas internacionales observan con preocupación las posibles escaladas en las hostilidades.

 

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