Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer en asumir la presidencia de México. En una ceremonia emotiva, Ifigenia Martínez, pionera de la izquierda mexicana, le entregó la banda presidencial, simbolizando el triunfo de generaciones de mujeres. Con 61 palabras, Sheinbaum juramentó y abrió una nueva era en el país, poniendo fin a siglos de exclusión femenina en el poder político.
Sheinbaum llega con más poder que su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, debido a varios factores clave. Primero, Morena y sus aliados controlan la mayoría en ambas cámaras del Congreso, lo que le otorga una ventaja legislativa que AMLO nunca tuvo. Además, su capital político es significativo, con una fuerte aprobación popular y un sólido apoyo dentro de su partido, lo que le permitirá impulsar reformas con mayor facilidad.
El control del poder judicial también se vislumbra como un elemento que fortalece su posición. Con una reciente reforma que otorga mayor autonomía al poder judicial, Sheinbaum podría manejar las tensiones entre los distintos poderes con más libertad que AMLO, quien enfrentó desafíos constantes en este ámbito. Esta concentración de poder le brinda una ventaja sin precedentes para implementar su agenda.
Las 61 palabras que pronunciaron un cambio en la historia fueron: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidenta de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión”.
Estas palabras no solo sellaron su posición como presidenta, sino que también marcaron el comienzo de un nuevo capítulo en la política mexicana. Como primera mujer presidenta, Sheinbaum representa una transformación profunda, dejando atrás una historia de desigualdad y exclusión.