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La arquidiócesis primada de México ha emitido un decálogo dirigido a Claudia Sheinbaum, la futura presidenta de México, con el objetivo de promover la construcción de una sociedad más justa y humana.

La arquidiócesis primada de México ha emitido un decálogo dirigido a Claudia Sheinbaum, la futura presidenta de México, con el objetivo de promover la construcción de una sociedad más justa y humana. Este decálogo, publicado en el editorial del semanario católico “Desde la Fe”, destaca la importancia de la libertad religiosa, la atención a los grupos vulnerables y la lucha por la paz para alcanzar el bien común.

El documento subraya la necesidad de llevar a cabo el proceso de transición de manera eficaz y sin violencia, con el fin de abrir las puertas hacia la reconciliación nacional. La iglesia confía en que estas recomendaciones ayudarán a guiar al nuevo gobierno en su labor de construir una sociedad más equitativa y solidaria.

El decálogo de la iglesia incluye diez acciones específicas. Primero, se pide el respeto a la dignidad de todas las personas y la garantía de los derechos fundamentales de los ciudadanos, sin discriminación alguna. En segundo lugar, se destaca la importancia del diálogo abierto y constructivo con todos los sectores de la sociedad, escuchando las diversas voces. También se enfatiza la protección y promoción de la libertad religiosa, permitiendo a los ciudadanos profesar y practicar su fe sin obstáculos.

Además, el documento insta al nuevo gobierno a anteponer el bien común al interés particular y a trabajar por el desarrollo integral de toda la población. Es esencial, según la arquidiócesis, que el gobierno esté atento a las necesidades y preocupaciones de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables, y que responda con diligencia y compasión. Se destaca también la necesidad de priorizar la asistencia y el apoyo a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, como los pobres, los enfermos y los marginados.

Finalmente, el decálogo aboga por la defensa y promoción del valor de la vida humana, la adopción de medidas efectivas para cuidar y proteger el medio ambiente, la lucha por la paz y el fin de la violencia criminal, y el ejercicio de un liderazgo ético basado en la integridad, honestidad y transparencia. La iglesia espera que estas acciones contribuyan a una gobernanza ejemplar y al bienestar de toda la nación.

Por Luis Martínez Alcántara.

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