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Pedro Infante no ha muerto. A pesar de cumplirse 67 años de que falleció en un accidente aéreo en la ciudad de Mérida, Yucatán.

Pedro Infante no ha muerto. A pesar de cumplirse 67 años de que falleció en un accidente aéreo en la ciudad de Mérida, Yucatán, sus fieles fans no dejan de recordarlo, menos ver sus películas y cantar sus canciones todos los días o en cada aniversario luctuoso. 

En tres sitios emblemáticos de la capital yucateca relacionados con la efeméride, centenares de personas se concentraron ayer por la noche para recordar, más que al ídolo de Guamúchil, al ser humano, al hombre sencillo que solía transportarse en su moto, una Harley Davidson a la que llamaba “La Pancha”, y llevarse a los niños a pasear por la ciudad. 

Sobre las actividades de este aniversario luctuoso, el reportero Jesús Méjía comentó que el señor Marcos Cua Cab, ya de cien años de edad, dijo tener en su poder fotos de gran tamaño de Pedro para decir “es mi amigo” y no expresar “fue mi amigo”, como una forma de afirmar que el intérprete de “Amorcito corazón” y “Cien años” sigue vivo en la memoria popular. 

De acuerdo con las anécdotas que platica su padre, Nidia Cua Flores, el artista solía meterse a su casa ubicada frente a la estatua ecuestre, para descansar en una de las hamacas del agobiante calor típico de Mérida, ciudad donde sus habitantes suelen dormir en esas redes alargadas y tupidas. 

Tanto en la casa donde vivió el actor y cantante junto con la actriz de Progreso, Yucatán, Irma Dorantes, como en el citado monumento erigido en su memoria en la calle 62 por 91, así como en el sitio donde se estrelló el avión en la 54 sur por 87, se realizaron sendos homenajes artísticos para expresar admiración y cariño al artista sinaloense. 

En el inmueble donde viviera el protagonista de 56 películas que filmó en 16 años, entre 1940 y 1956, varios admiradores hicieron una representación del sepelio el día que murió, el 15 de abril de 1957, con el ataúd, flores, fotografías y decorados que se colocaron en el velatorio antes de que sus restos fueran trasladados a la Ciudad de México. 

En dicha casa, hoy convertido en el Hotel Boulevard Infante, tras muchos años de abandono y saqueo, situación que lamentó en su momento Irma Dorantes, se evocó con canciones y relatos de un cronista la vida de Pedro Infante, todo organizado por Bekina Fernández, ferviente admiradora del ídolo. 

En el monumento al intérprete de 310 canciones que grabó con la disquera Peerles, que se hizo con las llaves de donantes de todo el país en respuesta a una iniciativa del desaparecido conductor de programas entretenimiento, Luis Manuel Pelayo, actores hicieron una representación de la famosa película “Tizoc”. 

Dicha cinta que grabaron en 1956 Pedro Infante y María Félix obtuvo el Globo de Oro en el Festival de Cine de Berlín, año en el que el actor también protagonizó “Escuela de rateros”, sus últimas películas. 

En el monumento de Pedro a caballo, hoy conocido como la Plaza de la Canción Mexicana, fueron representadas diversas estampas y bailables a ritmo de huapango, un género que gustara el artista y del que grabó “Son huasteco”, “Puro amor” y “Al derecho y al revés” que fueron interpretadas en el homenaje. 

Al respecto, José Moo Balam, ciudadano yucateco, acudió vestido de charro para participar en el festival de homenaje organizado por los vecinos de la zona, al que había que registrarse con mucha anticipación, ya que son muchos que lo quieren recordar sus canciones. 

“Habrá un Jorge Negrete, Javier Solís, Miguel Aceves Mejía, pero Pedro Infante es único inmortal”, dijo en entrevista José, quien también cantante, en una expresión de admiración al finado actor, y agregó que la inmortalidad no se da con los años que vive uno, sino con los recuerdos que se mantienen, sentenció. 

Nota de Abel López Jiménez.

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