Pulso

PULSO

Eduardo Meraz

Aunque ya solo le quedan menos de 200 días para abandonar Palacio Nacional, el mandatario sigue demostrando ser un mal apostador. Ya pagó 1.5 billones de pesos y Pemex ni ha sido rescatado y ahora está más endeudado.

No privatizó a Petróleos Mexicanos como tal, pero los negocios no han beneficiado a quien asegura es el dueño, el pueblo -los mexicanos-, sino a unos cuantos que tiene contratos, a gobiernos como el cubano o los huachicoleros de dentro y fuera de la empresa.

Es decir, la gestión actual de la petrolera es un desastre y el canto de las sirenas de volverla una empresa pública para beneficio y bienestar de los mexicanos se ha vuelto una carga cada vez más pesada.

Los mexicanos pagamos caro los veneros petroleros del cuatroteismo, pues vemos cómo este supuesto patrimonio nacional ha sido descuidado de tal manera que ahora debemos de pagar múltiples tributos para tener combustibles y derivados.

Además del impuesto sobre la renta, del IVA y del IEPS aplicados a las gasolinas, que el gobierno malgasta, tenemos que contribuir a pagar los enormes compromisos financieros externos de Pemex.

Pero eso sí, el presidente palaciego se manifiesta muy orondo al citar al ex mandatario Lázaro Cárdenas: “quien entrega los recursos naturales de México a extranjeros es traidor a la patria. He dicho”.

Y todavía se atreve pontifical su acciones en en la empresa y propone  seguir potencializando Pemex, a fin que se alcance la autosuficiencia energética, y con los recursos que genere la paraestatal crear un fondo que en un futuro se aplique en la reconversión a las energías limpias.

Si tomamos en cuenta las apuestas en empresas públicas realizadas a la fecha por el ejecutivo palaciego, las haya o no entregado a las fuerzas armadas, como el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la aerolínea Mexicana, es muy probable que ni siquiera la siguiente generación vea algún beneficio.

Tan es así que el propio director de Pemex anticipó que al concluir el sexenio se quedará 77,000 barriles diarios por debajo de la autosuficiencia en combustibles prometida, aunque ya estará  en operación la refinería de Dos Bocas, la de Deer Park en Texas y las modernizaciones de otras refinerías.

También confirmó que Dos Bocas estará operando plenamente en septiembre de este año y no en abril como había dicho el mandatario, tras dos años después de haberse inaugurado.

Todas estas malas apuestas presidenciales, le conceden la razón a la candidata presidencial opositora, quien fue categórica al señalar: “No podemos quedarnos a vivir de la gloria de Pemex”, al reiterar su propuesta de modernizar Pemex, pero no privatizarlo, camino  emprendido por las empresas petroleras de todo el mundo.

Las pérdidas por los malos cálculos presidenciales están llevando a la ruina no sólo a Pemex, sino a muchas políticas públicas, como la salud y la seguridad. Si ya se va, que no apueste más el futuro de los mexicanos.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Siguen sin freno los crímenes de políticos. Se nota que los “aliados outsider” del cuatroteísmo tienen vía libre. Será el anticipo de un golpe de Estado “rudo”.

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@Edumermo

 

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